Detalles de la crianza que a veces pasamos por alto, ¡detalles que hacen la diferencia!
“Tranquila Claudia, el instinto de ser mamá te va orientando, esa vocecilla te va diciendo como hacer las cosas…”
Esta es una frase que recuerdo que alguien compartió conmigo cuando quede embarazada de mi primer hijo, debo admitir que en ese momento sentí un poco de tranquilidad, era una época cargada de emociones y sensaciones, pensaba que con el paso del tiempo, poco a poco iba a adquirir las herramientas y destrezas para hacer las cosas “bien”, de la mejor manera; sin embargo quisiera contarles que la verdad fue muy diferente a lo imaginado, a lo deseado; mi inicio en la aventura de ser madre no fue sencillo, fue un proceso emocionante pero inexplicablemente, lleno de inquietudes, preocupaciones y una que otra dificultad; tal vez recuerdo con algo de dolor y frustración mi inicio en la lactancia, lagrimas que van y vienen, dolores físicos y también emocionales,
esa sensación de que no lo estas haciendo bien, unas ganas enormes de tener a quien preguntarle, a quien pedir consejo, dudas frente al quehacer diario como madre, pareja y mujer, esos y otros tantos detalles que quisiera compartir con ustedes me llevaron a cuestionarme como seria mi proceso como mamá, pero lo más importante como llevar ese proceso a un nivel de madre psicóloga que quiere tener la oportunidad de crecer, aprender y compartir lo aprendido.
Hoy sentada escribiendo estas líneas para ustedes pienso que criar es un arte, es una danza con un ritmo especial; en ocasiones es lenta, suave, de un momento a otro nos envuelve en un frenesí donde hay estallidos, vueltas, giros, puede resultar agotadora pero al final siempre nos deja una satisfacción amable, dócil, sana, que alimenta en nosotros la idea de haberlo intentado con fuerza y entereza, analizamos en que momento del baile
nos sentimos mas cómodos y seguros y casi automáticamente nos conectamos con esa parte de nosotros que nos llena de amor y satisfacción, esa cara amable del ser que espera nuestro aliento, paciencia y orientación.
Quizás esto y muchas otras cosas que iremos abordando poco a poco se presentan en nuestra vida como padres; nos vemos expuestos a una sobrecarga de información donde nos dicen lo que es adecuado y lo que no, lo que debemos hacer, lo que debemos evitar, una avalancha de información que también puede ser agotadora, terminamos cuestionando nuestro quehacer, con sentimientos de culpa, con una sensación de que
algo falto, con la añoranza de algún truco o método que resuelva mis dudas o me ayude a construir nuevos caminos, o en el mejor de los casos con la certeza de que con la tranquilidad todo fluye, que las cosas se dan y que no se necesita de un gran esfuerzo para obtener los resultados que esperamos con nuestros hijos; tal vez agotados pero con una risa de satisfacción plena, o con el ceño algo fruncido esperando que mañana todo se
resuelva para el bien de ell@s y de nosotros.
Ahora te invito a que te detengas por un momento, respires, recuerdes cada sensación y emoción, y te preguntes:
- ¿Cómo siento que lo estoy haciendo?
- ¿me siento feliz con la relación que tengo con mi hij@?
- ¿Si le preguntará a mi hij@ como se siente con la relación que tenemos que creo que me diría?
Son preguntas sencillas, cotidianas y sus respuestas te permitirán dar un primer paso para entender que puede estar sucediendo, que falta, cual es el detalle que hace la diferencia, en tus hijos o en ti como padre o madre y orientar el camino que quieres tomar. ¿Es un camino que requiere cambios?, ¿requiere involucrar a alguien más? ¿Lo podemos hacer mejor?
Al final no olvides que criar es un arte que nace sin duda alguna desde el amor, pero que también está marcada por nuestras propias vivencias en la infancia, la forma en que nos criaron, nuestro entorno actual, recuerda que nunca es tarde para querer hacerlo mejor, para aprender y tener espacios sanos para nuestro bienestar y el adecuado desarrollo de nuestros hijos.
Mami, tía felicitaciones a las dos les quedó muy chévere